QUOD SCRIPSI, SCRIPSI

HORACIO ARCHUNDIA

POLICÍA MUNICIPAL: BAJO LA LUPA. Tras descubrirse que tres policías municipales secuestraron y asesinaron a una jovencita residente de El Colomo, la policía municipal queda peligrosamente envuelta en la desconfianza y en el descrédito. ¿Cómo confiar en una corporación en la que tres de sus integrantes resultan criminales de alta peligrosidad? Cuando dos o más personas se unen, se asocian, se ponen de acuerdo para delinquir se convierten automáticamente en criminales organizados. ¿Cuántos casos más habrá dentro de la dependencia policiaca porteña? Quedan, como se ve, muchas preguntas en el aire. La Fiscalía, al cargo de Gabriel Verduzco, actuó con prontitud para desentrañar el reprobable crimen cometido contra la joven estilista: Tienen a dos de los culpables detenidos y solo falta capturar al tercero, prófugo hasta hoy. Ahora queda revelar el motivo que llevó a esos malos elementos a cometer el asesinato, denominado feminicidio por tratarse, innegablemente, de un crimen de odio contra la mujer. ¿Qué pudo hacerles la víctima como para secuestrarla y darle muerte? Son preguntas ineludibles. ¿Qué relación tenía la joven con esos maleantes con uniforme? ¿Los movió la ambición económica por apenas poco más de ochenta mil pesos? Hay cosas extrañas en torno del crimen. Hasta ayer por la tarde, la familia decía no haber visto el cadáver de la muchacha. ¿Cómo es que no la han identificado? Es evidente que hubo una peligrosa fuga de información en la Fiscalía. Alguien «destapó» el asunto en los medios de comunicación antes siquiera de agotar la investigación. Y eso, eso, es también riesgoso. Por lo pronto, filtrar la información facilitó la evasión de uno de los culpables que ha conseguido, por ahora, escapar de la justicia. El caso es que tras el acontecimiento es indispensable continuar con la depuración de la policía municipal, como había venido haciéndolo la alcaldesa. Por cierto que, atribuir a la presidente municipal responsabilidad en este crimen porque los policías son municipales, es tanto como decir que todos debemos odiar a Afganistán porque los talibanes están allí. No hay elementos para culpar a la presidente municipal de las atrocidades cometidas por algunos policías o funcionarios. Si bien es verdad que en el caso de sus funcionarios pudiese tener responsabilidad por haberlos invitado a colaborar y por ende es corresponsable de las fallas que cometan; en el caso de los policías municipales no tiene ninguna culpa porque no es ella quien los evalúa ni los contrata directamente. Existe un Sistema Nacional de Seguridad que los examina y un área de Control de Confianza que los entrevista y selecciona mediante presuntas rigurosas pruebas. Ella está ajena a la selección de los elementos policíacos. Solo aporta parcialmente los pagos de salarios y se encarga de equiparlos. Es decir: Culpar a Griselda Martínez del crimen contra la estilista es perverso y es torcido. Se le puede responsabilizar porque permite que la corporación municipal no prevenga la comisión de otros delitos como los robos a personas o a casas habitación, robos de vehículos, asaltos, etcétera, secuestros y todos los ilícitos cometidos por delincuentes civiles. Porque tiene a su cargo a la policía justo para eso: Para impedir, previniendo -porque es policía PREVENTIVA-, que no haya delitos. Pero señalarla y reclamarle por crímenes cometidos de manera planeada y premeditada por los policías municipales es avieso y es tendencioso, porque, insistimos: No los elige ni contrata ella ni es quien los evalúa psicológicamente. No se vale politizar la justicia ni judicializar la política. Y quienes culpan a Griselda de este funesto caso, están metiendo jiribilla política, están actuando de mala fe.

POR HOY, BUEN DÍA.


* ESTA COLUMNA SE PUBLICA LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES.

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