*“La literatura de viaje del siglo XIX ha dado rostro a México, ha narrado la historia de nuestro país y la de Hispanoamérica, además de modificar la idea estereotipada que los extranjeros tenían de nuestros países”, agregó la investigadora.
Rosa María Burrola Encinas, académica de la Universidad de Sonora, impartió la conferencia “Narrativa de viajes en el siglo XIX”, en la cual compartió que los viajeros, mediante cuentos, cartas, biografías, diarios y escritos en periódicos, se convirtieron en cronistas porque describieron los territorios de América Latina, sus paisajes, vestimenta, belleza, forma de convivencia, y no sólo en texto, sino también en imágenes.
Como parte de la Semana de la Facultad de Letras y Comunicación, María Burrola relató la importancia de los escritos del siglo XIX, “porque no sólo se trata de un referente histórico sino que, mediante las distintas formas de narrar, llevan al lector a vivir durante una época, evocan sentimientos, extrañeza ante lo propio y lo ajeno”.
“Estos documentos llegan a nosotros a través del tiempo: son las huellas del destinatario. Las improntas son intentos sostenidos para explicar y ordenar el mundo, y una forma es la escritura de viaje, pues trata de entender la realidad y la del otro. Los relatos de viaje son un dispositivo poderoso en la literatura porque actúa como un discurso perturbador que suscita en el lector un sentimiento de extrañeza”, explicó Rosa María.
Entonces, continuó, “podemos entender al viaje, especialmente durante el siglo XIX, como un laboratorio de identidades que la distancia nos puede proporcionar. Estamos hablando de un relato omnívoro, esto es, que se alimenta de distintos imperativos: exilio, destierro, éxodo, saqueo, peregrinación, comercio, descubrimiento, ocio, etnografía, turismo, exploración, entre otros. Estas motivaciones dan lugar a figuras, personajes que emergen en la literatura de viaje y que vemos, por ejemplo, en figuras literarias como en los libros de El Quijote, la Ilíada, la Odisea, por citar algunos”.
De acuerdo con la investigadora, todas las potencias tenían los ojos puestos en América para conocer su cultura y salir de lo que habitualmente estaban acostumbrados; incluso enviaron a intelectuales y pintores para fundar una memoria nacional y un nuevo discurso que situara a México en el centro de las naciones modernas.
Entre las tendencias de los estudios recientes, continuó María Burrola, “han cobrado relevancia los mitos fundacionales de México y de Hispanoamérica; esta búsqueda de los orígenes tiene que ver con la pretensión de explicar problemas actuales. Se ha atribuido interés a estos documentos debido a la ansiedad por los orígenes, la angustia, lo amenazante. Estos escritos también han generado interés y han sido sometidos a lecturas novedosas desde los estudios de género”.
Así pues, afirmó la académica de Sonora, “la literatura de viaje del siglo XIX ha dado rostro a México, ha narrado la historia de nuestro país y la de Hispanoamérica, además de modificar la idea estereotipada que los extranjeros tenían de nuestros países, y de México en particular”.
Quienes han leído la literatura del siglo XIX, dijo para finalizar, “han viajado en el tiempo, han localizado espacios emotivos de la Historia, por ejemplo, la intervención francesa y el Segundo Imperio, este último encabezado por Maximiliano de Habsburgo y Carlota”.
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