*El investigador de la UdeC expuso que el crecimiento en estas zonas reduce el espacio de los reptiles, lo que provoca su desplazamiento y desafortunada interacción con personas.
Con el propósito de dar a conocer las causas de los encuentros entre humanos y cocodrilos, cómo entenderlos y cómo establecer actividades de prevención de accidentes de este tipo, Sergio Aguilar Olguín, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad (FMVZ) de Colima, campus Tecomán, impartió la charla virtual “Interacción humano-cocodrilo”.
Durante su exposición, mencionó que se tienen registros desde 1930 sobre dicha interacción, ya que se observaban cocodrilos en el río Armería, en la laguna de Cuyutlán y en Manzanillo; “es común escuchar a las personas decir que los cocodrilos de Colima fueron traídos, cuando no es así; tenemos evidencia que indica que hemos tenido una relación con los cocodrilos desde hace muchos años”, afirmó.
En este sentido, dijo que la posibilidad de observar cocodrilos en lagunas, en el mar y las playas se deriva del desarrollo turístico, urbano e industrial que ha presentado la zona costera de Colima en los últimos años, y agregó que el problema consiste en que estos animales viven en dichas zonas; “este desarrollo ha causado la fragmentación, que no es más que el proceso dinámico por el cual un determinado hábitat va quedando reducido a parches o islas; por ejemplo, en la laguna de Cuyutlán, el puerto interior causa que la fauna que ahí vive se desplace a la playa queriendo regresar a la laguna”.
“Los avistamientos son comunes mayormente durante la temporada de lluvias debido a que las lagunas sobrepasan su nivel de agua natural y eso provoca que los cocodrilos salgan de esos cuerpos de agua y que podamos encontrar ejemplares en playas y mar”, agregó.
Aguilar Olguín refirió que de 2007 al 2020 se han documentado once accidentes entre cocodrilos y humanos, de los cuales uno ha sido mortal; “la prensa local comienza a reportar estos incidentes de una manera amarillista, con mucho desconocimiento, sin saber a detalle las causas del ataque y esto provoca miedo entre la población”.
También comentó que, a raíz de estos desafortunados encuentros reportados desde hace más o menos diez años, se ha implementado el Programa de Manejo y Conservación de Cocodrilos, el cual se enfoca en varios temas, como la investigación sobre ecología poblacional, señalética en los lugares donde habitan, atención SOS-cocodrilos para situaciones de riesgo, capacitación continua sobre el manejo, captura y contención de cocodrilos, y gestión y sensibilización a través de charlas.
Mencionó que en Colima existe un programa de manejo y conservación de cocodrilos, en el cual participan la SEMARNAT, PROFEPA, la UdeC, unidades de manejo de fauna silvestre como el Centro Ecológico de Cuyutlán, El Palapo, La Colorada, y asociaciones civiles, entre otros.
La idea, dijo por último, “es evitar accidentes y estar bien organizados entre las dependencias para resolverlos en caso de emergencia. Buscamos que las autoridades de seguridad costeras puedan actuar de manera correcta en caso de una interacción humano-cocodrilo”.
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