En una comunidad alegre caracterizada por el trabajo diario, con la solidaridad de un grupo de empresarios ha traído esperanza y alegría durante cuatro años consecutivos. La tradicional posada organizada por Gabriel Ortíz, Norma Vázquez, Alonso Alejandro Ortíz, Hilaria García, Beatriz López, Alondra López, Valentina López y Gerardo González se ha convertido en un símbolo de unión y generosidad en el kínder de Zapotán, Michoacán.
Cada diciembre, estas personas dedican tiempo, recursos y esfuerzo para regalar a la comunidad una celebración llena de espíritu navideño. Más que una simple posada, este evento se ha transformado en un oasis de alegría para los niños y sus familias, quienes disfrutan de villancicos, piñatas, comida y regalos.
Lo que hace especial esta iniciativa es su carácter altruista. Sin esperar nada a cambio, estos empresarios demuestran que la verdadera riqueza no se mide en posesiones, sino en la capacidad de compartir con quienes más lo necesitan. En un entorno donde las carencias son evidentes, actos como este no solo alegran corazones, sino que también inspiran a otros a seguir el ejemplo.
“La idea siempre ha sido dar un momento de felicidad a las familias de Zapotán. Queremos que los niños tengan recuerdos bonitos de estas fechas, sin importar las dificultades”, comenta uno de los organizadores.
El compromiso de este grupo debería ser motivo de inspiración para más ciudadanos y empresarios, no solo en Michoacán, sino en todo México. En un país donde las comunidades enfrentan retos como la pobreza y la desigualdad, iniciativas como esta demuestran que el cambio empieza con pequeños actos de bondad.
La posada del kínder de Zapotán no es solo un evento navideño; es un recordatorio de que todos podemos ser agentes de cambio. Que esta historia motive a muchos
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