HORACIO ARCHUNDIA
LA GUERRA SORDA que han emprendido algunos periodistas contra la gobernadora Indira Vizcaíno tiene muchos padres…y madres. Desde las residencias de dos ex gobernadores y desde un palacio municipal en la costa del Estado, se fraguan los proyectiles de la sinrazón con los que se busca debilitar a la mandataria estatal. Periodistas a sueldo que un día sí y otro también hacen su «tarea» criticando a Indira Vizcaíno con cualquier motivo. Buscan generar desconcierto y descontento, aunque no les vienen saliendo bien las cosas. Denostar, descalificar, agraviar y calumniar no han sido nunca buenas estrategias de los que deben informar a la sociedad. Indira está rompiendo moldes. Su incesante caminar por el Estado, la agenda ocupadísima que marca, su contacto permanente con los colimenses, ese ir y venir atendiendo a los ciudadanos, esa constante presencia produce bienestar en la sociedad colimense. La gente se siente atendida y escuchada y al recibir satisfactores de sus necesidades sabe que se están haciendo bien las cosas. La grilla va a existir siempre y personajes interesados en oponerse porque sí al ejercicio del poder, también. Por eso utilizan periodistas y comentaristas: A ver si «la pegan», pero la gente ya los conoce. Los colimenses saben muy bien de donde vienen los ataques contra la gobernadora. No pasarán.
ARNOLDO OCHOA es un hombre de indudable talento y cultura. Es, entre los priístas, una de las figuras más destacadas por su habilidad política y su carácter. Ha sido indeclinablemente tricolor. De los priístas que nunca, ni por error ni por conveniencia, se ha ladeado. Es, además, un experimentado legislador y un negociador sui géneris y y un eficaz operador. No tiene parangón entre los priístas activos.Sin embargo, sus tiempos de gestor y luchador legendario han pasado y es llegado el día en que deba retirarse de la política. Su designación como presidente del comité directivo estatal del PRI por enésima vez, es un error de táctica y de tiempo. Es imposible no desgastar allí a un hombre de sus altas miras. Bien haría en no haber aceptado y en retirarse a vivir tranquilamente su ya evidente vejez. Y no por falta de capacidad ni de talento, sino por falta de condiciones y de fortalezas que le permitan desempeñarse con el brillo que, en otros tiempos, habría demostrado. Su participación es ancrónica e indebida. Porque más afecta su imagen que le ayuda. Y es, decididamente torpe, considerando las circunstancias lamentables por las que atraviesa el PRI, literalmente agónico.
POR HOY, BUEN DÍA.
NOS LEEMOS EL MIÉRCOLES.
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