“ESPERADA VISITA PRESIDENCIAL”
Era tan alta la expectativa que generó la visita del presidente López Obrador a Colima, que el retraso del miércoles 4 de agosto (cuando corrió el rumor de que vendría originalmente) al sábado 7 (cuando se materializó la gira) se les hizo eterno a los burócratas. El jueves, algunos de los activos cobraron la mitad de su quincena, pero dejaron pendientes a jubilados.
Huelga decir que el viaje que hizo el gobernador Ignacio Peralta a la Ciudad de México para conseguir un adelanto de participaciones resultó infructuoso. Tocó la puerta con el secretario de Hacienda, pero lo recibió una subsecretaria y sólo para tomar nota de su petición. Lo que sí hizo Nacho fue contratar entrevistas con medios nacionales para hacerle llegar, a través de los periodistas, su mensaje al presidente.
Vaya ironía, un gobierno que se declara insolvente gastó los recursos que no tiene en obtener foro y pretender establecer su versión en la opinión pública, todo para presionar al presidente a que viniera en su rescate. Ese tour de medios se verá reflejado en las facturas, las entrevistas no son gratis.
El viaje a la capital del país generó más gastos que resultados. Fue del todo innecesario porque ya estaba anunciada la visita presidencial. Nacho fue más a simular que a hacer gestión, pero el traslado le dio un pretexto para alejarse del territorio en momentos tensos, durante los cuales se podría haber dado cualquier tipo de altercado con los servidores públicos afectados por la moratoria de pago.
Poco le faltó a Nacho para exhibirse como su homólogo Silvano Aureoles. Sólo que mientras el gobernador michoacano fue a sentarse en un banquito afuera de Palacio Nacional, a Nacho lo regresaron para que esperara sentado al presidente López Obrador en la Unidad Deportiva. Que agradezca, lo salvaron del ridículo. Ningún presidente recibe a nadie sin previa concertación de lo que se va a tratar en la audiencia, y los secretarios de Estado tampoco.
La secretaria que sí recibió a Peralta fue Olga Sánchez Cordero, titular de Gobernación. Lo que demuestra que el problema tiene más una dimensión política que financiera. El trasfondo económico está claro: hubo desvíos y malos manejos del presupuesto estatal.
Y como dijimos en su momento, JIPS se quedó sin intermediarios con la 4T y sin interlocutores con el gobierno federal. Su amigo Mario Delgado no lo puede ayudar. Desde que vino a la reunión de los gobernadores electos de Colima, Michoacán y Guerrero, Delgado Carrillo dejó en claro que no se iba a meter. Una cosa es que sea presidente nacional del partido que postuló a Indira Vizcaíno, y otra cosa es que salte al vacío de la mano de su antiguo compañero de licenciatura. Para colmo, los grandes personajes del neoliberalismo con los que Nacho tenía contacto están fuera del país huyendo de la justicia, como Luis Videgaray, o arraigados como Emilio Lozoya.
UNA ACTITUD DIFERENTE
El mismo día, Andrés Manuel López Obrador convivió con dos gobernadores salientes, de muy diferente estatura política y catadura moral.
En Chihuahua Javier Corral es un gobernador de oposición a la 4T, pero un político inteligente que entendió el escenario nacional y eso fue notorio en el mensaje que dio en la mañanera. Incluso, en defensa del mandatario nacional dijo que la oposición debe ser inteligente, lúcida y hacer un balance justo de la gestión de López Obrador; reconocer su liderazgo sin que eso signifique claudicar.
Aceptó Corral que con tal de vencer a la 4T se están perdiendo los referentes de la lucha democrática, no sólo en el sistema de partidos, sino en muchos sectores. Por su parte, siempre ha existido voluntad para el trabajo conjunto, dijo el gobernador chihuahuense.
Corral siempre ha sido un panista atípico. Tras ser vencido en el Senado por quienes impulsaron la Ley Televisa en el contexto de la elección presidencial de 2006, ya como exlegislador y en mancuerna con el ex priista Manuel Bartlett, quien para entonces ya se había pasado a la izquierda, Corral demandó la anticonstitucionalidad de dicha legislación ante la Suprema Corte. Y a su arribo al gobierno de Chihuahua, inició un proceso judicial contra su antecesor César Duarte.
Todo indicaba que encontraría más coincidencias que diferencias con el proyecto alternativo de nación, pero en octubre pasado dijo que el jefe del Ejecutivo se comportaba más como un activista político que como estadista. Ahora, sin embargo, tras agradecer el esfuerzo meteórico en la vacunación a los adultos de municipios fronterizos de Chihuahua, Corral aseveró que con López Obrador tiene grandes coincidencias, similitudes y que se siente identificado en varios ejes, en especial en proteger a los más pobres, la austeridad y el combate a la corrupción.
Según la crónica de La Jornada, Corral llamó a elevar la altura de miras y ver más allá de nuestra parcela o interés personal frente a las redes de complicidades que han visto sus intereses afectados, y están respondiendo con desinformación, miedo y distorsión. Esa explotación del miedo, donde incluso ha vuelto el fantoche del peligro comunista, está siendo muy dañino para el país, concluyó.
Como Ignacio Peralta, Javier Corral se sumó en un inicio a la alianza federalista, la cual abandonó en cuanto comprendió que los fines eran otros: la campaña presidencial de Enrique Alfaro y esconder las causas por las cuales las finanzas públicas de esos estados son insostenibles. Varios de esos gobernadores aliancistas fueron señalados por la Auditoría Superior de la Federación. Y son, a todas luces, políticos incompatibles con la nueva moral pública.
NO SUPO LEER EL CAMBIO
Ignacio Peralta, por el contrario. Tras llegar al gobierno como epígono del modelo de político tecnócrata que, ante su falta de sensibilidad y empatía con las clases más desprotegidas ofrecía eficacia administrativa y de gestión financiera, se negó a cambiar su perfil y su actitud tras la dura lección que la ciudadanía les dio en las urnas a los neoliberales en 2018.
Reacio a aceptar el discurso de la austeridad y la honestidad, supuso que como en otros sexenios –aunque al final de su mandato llegara a una situación de la magnitud que estamos viendo– iba a haber complacencia de las autoridades federales para enmendar sus errores sin mayores consecuencias.
Nacho no es distinto a sus antecesores, tal vez no ha sido el peor ni el más corrupto como ya la gente lo señala, pero le tocó la coyuntura de entregarle el poder a un partido distinto y en el marco de un nuevo régimen. Hubo un cambio que él no supo leer. Algunos de sus antecesores corrieron con mejor suerte, no porque hubieran manejado las finanzas con mayor eficiencia sino porque enfrentaron sus propios procesos de sucesión con los gobiernos federal y estatal alineados. Con todo, nunca se resolvió de fondo el problema del erario.
Muy distante del mandatario soberbio que veía al presidente como una amenaza a la hegemonía del grupo gobernante en Colima, Nacho dijo a López Obrador que los numerosos retos que enfrenta el estado requieren del soporte del gobierno federal. “Hemos contado con usted y los colimenses sabemos que seguiremos contando con su respaldo”, necesario no sólo en los siguientes meses sino en los años venideros, dando a entender que eso incluye los tres que le correspondan a Indira Vizcaíno dentro del sexenio de AMLO.
Y repitió Peralta el argumento de la inequidad distributiva: Colima “contribuye con mucho a la economía nacional”, las cifras del puerto y de la generación eléctrica lo comprueban; en contraste, la entidad enfrenta numerosas dificultades financieras y en materia de seguridad. Según el mandatario estatal, “son dificultades estructurales que resultan muy difíciles de superar y para lograrlo se requiere del soporte que sólo pueden brindar las instancias federales”.
Contra lo que piensan muchos colimenses, JIPS asegura haber hecho su parte: “impulsamos la construcción y operación del C5i y nos hemos conducido con gran cuidado y mucha disciplina en las decisiones administrativas”. Dice que donó terrenos a la Guardia Nacional y apoyó integralmente la instalación de un nuevo campo militar. Finalmente, tomó la difícil decisión de no heredar créditos quirografarios a la nueva administración, para cumplir con la normatividad federal. E insistió en que los estragos de la pandemia, las deudas heredadas y el gasto en salud complicaron las finanzas estatales.
SALARIO ES SAGRADO
El presidente López Obrador centró la ayuda federal en un objetivo: “enfrentar el problema de la inseguridad, la violencia”. Colima era “un foco de inseguridad”, lo sigue siendo pero ya no igual el puerto de Manzanillo. “Por eso Colima aparece en los primeros lugares en homicidios, en violencia”, porque por Manzanillo “entra mucho contrabando y droga sintética, y ese puerto no estaba bien cuidado, bien administrado, lo manejaban políticos o gente recomendada por políticos que hacían su agosto”.
De ahí que se tomara “la decisión de que el puerto sea manejado por la Secretaría de Marina”. Al mejorar la administración y, sobre todo, la vigilancia y la seguridad, “se están haciendo decomisos de productos como fentanilo”, drogas sintéticas que están incluso supliendo a las tradicionales marihuana y amapola porque “tienen más valor en el mercado”, pero al mismo tiempo son más destructivas entre la juventud.
Tras reiterar su compromiso de apoyar con programas de desarrollo a los 10 municipios de Colima, López Obrador ofreció también “atender los problemas actuales”, la falta de recursos “para pagar la nómina de los trabajadores al servicio del gobierno”. Con la advertencia de que hablaría “con el gobernador actual y también con la gobernadora electa”, el presidente adelantó que “la federación va a ayudar para que se les pague a los trabajadores”.
Y sin meterse “a ninguna polémica” ni “echarnos la culpa unos a otros”, aclaró “que no le hemos dejado de entregar los fondos al gobierno del estado, lo que por derecho y justicia les corresponde. Se ha entregado todo, hasta un poco más, en participaciones, y también se ha entregado todo el apoyo en salud”.
En última instancia, “se trata de resolver el problema y sobre todo el pago a los trabajadores, porque el salario, de acuerdo a la Constitución, no se debe de retener a nadie. El salario, además, es sagrado, es con lo que vive la gente, entonces vamos a que ya la próxima quincena se regularice el pago de la nómina, vamos a entregar recursos adicionales. Lo quiero ver con los dos [Ignacio Peralta e Indira Vizcaíno] porque va a significar comprometer a futuro participaciones federales, pero lo más importante es que no falte el salario a los trabajadores”.
Y remató el presidente: “nuestra felicitación a nuestra compañera Indira Vizcaíno Silva, próxima gobernadora de Colima que sabemos va a estar a la altura de las circunstancias”.
Por más condescendiente que haya sido AMLO con el gobernador Peralta, aclaró que en la cobertura de salud todo se pagó. Y al enfatizar que los salarios son sagrados, sugirió que en Colima se desviaron los recursos de la nómina para otros fines, entre ellos el pago de los créditos quirografarios.
Más historias
CAMPO CUATRO
CAMPO CUATRO
CAMPO CUATRO