MORIR EN GUADALAJARA
Desde hace años se hablaba de la grave enfermedad que sufría Raúl Padilla López, la misma que entrada en su fase terminal habría llevado al exrector de la Universidad de Guadalajara a quitarse la vida de un balazo. El dato no ha sido expuesto oficialmente, pero era un secreto a voces en Jalisco.
Tras indagar los hechos, la Fiscalía del Estado informó que Raúl Padilla se quitó la vida a sus 68 años, en su domicilio particular de la calle Tepatitlán, colonia Vallarta Poniente de Guadalajara, a unos metros de la avenida Adolfo López Mateos y cerca de la glorieta de La Minerva. “De forma preliminar fue localizada en la escena ‘una’ arma [sic] de fuego, así como un recado póstumo, indicios los cuales se integrarán a la carpeta de investigación”, señala el comunicado.
Dado que el jefe político de la UdeG estaba enfrentado desde hace dos años con el gobernador Enrique Alfaro, y había mantenido una actitud hostil para con el presidente Andrés Manuel López Obrador (desde que Padilla se perfiló como secretario de Cultura del eventual gabinete del panista Ricardo Anaya), resultan ‘sospechosos habituales’ de aquellos sectores en las redes sociales para quienes AMLO tiene la culpa de todo.
La UdeG ha venido protestando contra el gobierno de Alfaro por el presupuesto. Encabezados por su líder moral y los rectores, trabajadores y estudiantes universitarios se quejaron en esas marchas de que el Ejecutivo local pretendía condicionar el destino de los recursos extraordinarios para infraestructura o recortar, a través del Congreso, el monto de la asignación por alumno.
Partido gobernante y hegemónico en Jalisco, Movimiento Ciudadano (MC) le pagó a Padilla con la misma moneda. El alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, salió a la calle al frente de un numeroso contingente en el marco de la inauguración de la última edición de la FIL. Y, al respaldar la movilización, Enrique Alfaro fue claro: “No se puede mantener silencio ante los actos que está generando el personaje que tiene secuestrada a la Universidad de Guadalajara y su grupo de lacayos. La FIL no puede seguir secuestrada por un mafioso disfrazado de promotor cultural. Así de sencillo”.
DELITO DE SANGRE
Es un pleito de familia. Enrique Javier Alfaro Anguiano, padre del actual mandatario estatal, fue rector de la UdeG del 1º. de abril de 1983 al 31 de marzo de 1989. En esa casa de estudios se reconoció la continuada influencia de quienes habían despachado en el Paraninfo o encabezado la organización estudiantil hasta 1989, precisamente cuando Padilla López llegó a la rectoría e hizo a un lado al llamado Sanedrín.
Para suceder a Alfaro Anguiano, el rector saliente impulsaba a su secretario general José Manuel Correa Ceseña. Pero, según cuenta Álvaro Ramírez Ladewig en su libro Historia de una traición –citado por Jonathan Lomelí en una serie de artículos de 2022 en El Informador donde contó cómo Raúl desterró al padre de Alfaro–, “el Sanedrín de exfegistas que controlaba la UdeG”, en un viraje ordenado por el propio Álvaro, “ungió a Padilla López”.
Padilla se había hecho fuerte como director del Departamento de Investigación Científica y Superación Académica (DICSA), en donde concibió el proyecto que llevaría a la que hasta entonces era, literalmente, la Universidad de (la ciudad) Guadalajara a convertirse en una institución de educación superior con núcleos de investigación, centros universitarios (con una amplia oferta de licenciaturas y posgrados) y espacios culturales ¡en todas las regiones de Jalisco!
Para lograrlo, concentró el poder. Y de paso realizó una purga tal que Enrique Alfaro Ramírez, quien había sido presidente de la sociedad de alumnos de la Prepa 5, siendo hijo del exrector “se vio obligado a abandonar la UdeG y cursó ingeniería civil en el ITESO”, apunta el mismo Lomelí.
También el antecesor de Alfaro, Aristóteles Sandoval, se formó políticamente en la UdeG: de la estructura de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) brincó al Frente Juvenil Revolucionario (FJR). Por cierto, la del priista que rompió el ciclo de sexenios panistas y gobernó entre el 1º de marzo de 2013 y el 5 de diciembre de 2018 es una de las muertes trágicas que han caracterizado a la política de Jalisco: el jefe de plaza del CJNG le disparó a Sandoval Díaz por la espalda, en el sanitario del bar Distrito 5 en Puerto Vallarta.
En 1991, la FEU desplazó a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) luego que el rector Padilla vetara a la organización estudiantil que en 1948 fundó su padre, Raúl Padilla Gutiérrez, junto a los hermanos Carlos y Álvaro Ramírez Ladewig. Los tres, a las órdenes de José Guadalupe Zuno, usaron a su vez a la FEG para sustituir al Frente Estudiantil Socialista de Occidente (FESO). Casualmente, dos de esos fundadores sufrieron al paso de los años una muerte violenta.
MUERTE EN EL PARANINFO
El 28 de diciembre de 1972, según recogió El Informador en una nota rescatada por Ricardo Raphael en su columna de Milenio: “Encontrándose en su despacho profesional y ante la presencia de uno de sus hijos y de un amigo, el licenciado Raúl Padilla Gutiérrez, de 49 años… sacó de uno de los cajones de su escritorio una pistola escuadra 45 y se la llevó a la sien derecha y se hizo un disparo que le produjo instantáneamente la muerte.”
El despacho estaba sobre la avenida Vallarta, muy cerca también de La Minerva. El amigo del occiso era el ingeniero Salvador Martínez Jauregui, con quien Padilla acababa de cerrar un trato. Y el hijo que atestiguó el suicidio fue presumiblemente Raúl, quien más de medio siglo después se quitó la vida de la misma manera, refiere Antonio Neri, corresponsal de La Silla Rota.
El 12 de septiembre de 1975, Carlos Ramírez Ladewig murió acribillado a bordo de su automóvil en un alto de la avenida López Mateos de Guadalajara, a donde había regresado para hacerse cargo de la delegación estatal del IMSS. Se acusó del atentado al Frente Estudiantil Revolucionario (FER), en pugna con la FEG, pero el Consejo General de la Universidad de Guadalajara dio otro veredicto cuando, el 7 de septiembre de 1979, le otorgó el doctorado honoris causa post mortem a Ramírez Ladewig, luego de retirarle dicha distinción al expresidente Luis Echeverría. El grupo político universitario consideró siempre al yerno de Guadalupe Zuno autor intelectual del crimen.
La otra muerte trágica en la UdeG cuya sospecha persiguió a Padilla, fue la del también exrector general Carlos Jorge Briseño Torres. El 19 de noviembre de 2009, más de un año después de ser destituido de la rectoría por el Consejo General, Briseño fue encontrado en el baño de su casa con un balazo en la cabeza. Todavía estaba con vida cuando los paramédicos de la Cruz Verde llegaron al domicilio, en la avenida Paseo San Armando del fraccionamiento Valle Real en Zapopan. Tenía un disparo en el parietal derecho, ocasionado con una pistola calibre 9 milímetros.
Como en el caso de Raúl Padilla, también se dijo que se encontraron mensajes cuyo contenido no fue divulgado. Mas con Briseño no se habló de problemas fisiológicos sino de enfermedad mental, sus amigos comentaron que el ex rector estaba sufriendo una fuerte depresión que lo llevó incluso a ser hospitalizado días antes, porque no superaba haber sido destituido 15 meses atrás.
Ni las condolencias y consternación del rector suplente de la UdeG, Marco Antonio Cortés Guardado, ni la promesa del gobierno de Emilio González Márquez de realizar una investigación apegada a derecho, lograron borrar las acusaciones anticipadas desde el 29 de agosto de 2008 por el propio Briseño cuando fue destituido, y dirigidas a los hermanos Raúl y Trinidad Padilla López, y a su primo el entonces diputado federal Tonatiuh Bravo Padilla, de generar un ambiente de confrontación para quitarle el cargo.
LA CULTURA COMO NEGOCIO
Llamado el gran reformador de la UdeG, si ya desde sus tiempos de funcionario a través de la DICSA le dio un fuerte impulso a la investigación y la docencia, como exrector se adueñó de la función sustantiva universitaria de la extensión cultural.
Raúl Padilla creó dos grandes acontecimientos culturales en Guadalajara: la Feria Internacional del Libro y el Festival Internacional de Cine. La FIL es la segunda más importante del mundo editorial después de Frankfurt. Y al FICG se le considera “uno de los escaparates para la apreciación, difusión, promoción y distribución del cine mexicano e iberoamericano”.
En sus respectivos sitios web, la Feria presume ser “la mayor reunión del mundo editorial en español”, en donde se dan cita las voces más importantes de la intelectualidad y, por cierto, encuentran un espacio privilegiado de expresión aquellos autores identificadas con el paradigma neoliberal. Por su parte, el Festival se ha posicionado como “un foro para la formación, instrucción e intercambio creativo entre los profesionales, críticos de la cinematografía internacional y estudiantes de Iberoamérica”.
Como el periodista tapatío Pedro Mellado explicó en Sin Embargo, Padilla también manejó el Centro Cultural Universitario del que dependen el Auditorio Telmex y el Conjunto de Artes Escénicas Santander. Pero además controlaba el sistema de radio y televisión de la UdeG, con cobertura en todo el estado. La Jornada incluye entre las empresas universitarias bajo la administración de Raúl a hoteles, agencias de viajes y el club de futbol profesional Leones Negros.
En todas esas empresas universitarias, Padilla López manejó discrecionalmente los recursos. Por ejemplo, de 2001 al 2020 la Universidad invirtió 4,856 millones de pesos (dos veces lo que recibe el INE) que Raúl ejerció de manera personalísima y opaca. Desde 2010, en la página del presupuesto oficial aparece una leyenda respecto a que las utilidades que generen esas empresas se reinvertirán en ellas mismas o, en su caso, se utilizarán para pagar el crédito para la construcción.
Por todos estos proyectos, Raúl fue reconocido como un gran promotor cultural. Y por ese perfil, no el de cacique universitario, personalidades del mundo de la cultura y la política expresaron su pesar. Aunque Ciro Gómez Leyva se quejó en Imagen Televisión porque AMLO no tuvo “la generosidad” de mencionar al difunto en la mañanera del lunes, al conocerse su deceso el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, escribió: “Lamento el fallecimiento de Raúl Padilla a quien tuve el gusto de conocer hace ya varias décadas. Mis sinceras condolencias a su familia, a sus numerosos amigos y a la comunidad universitaria de Guadalajara. Descanse en paz”.
¡Claro que eran amigos! Camino a la elección presidencial de 2000, Ebrard y Raúl Padilla estuvieron en Colima donde se reunieron con periodistas para hablar (off the record) del proyecto de la alternancia. En la mesa también estuvieron Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar Zínzer, quienes se integrarían al gabinete de Vicente Fox como canciller y comisionado del Consejo de Seguridad Nacional, respectivamente.
DISCURSO DE IZQUIERDA
Según Mellado, la UdeG ha conocido a lo largo de su historia tres cacicazgos: el de Carlos Ramírez Ladewig (1951-1975), el de su hermano Álvaro (1975-1989) y el de Raúl Padilla López (1989-2023). En su momento, cada líder moral determinó los nombres de quienes habrían de asumir la dirigencia estudiantil y, de entre ellos en casi todos los casos, quienes llegarían a la rectoría. La muerte de Raúl deja un vacío en la jefatura política que la normatividad y la estructura institucional no contemplan cómo llenar.
Siendo jefe máximo, Padilla se entendía directamente con los rectores de cada centro universitario. El rector general Ricardo Villanueva Lomelí (cuyo periodo concluye en 2025) y los anteriores a él en la etapa de Raúl (incluido su hermano José Trinidad Padilla López y su primo Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla) no ejercieron, en absoluto, un mandato presidencialista como el que se impuso en otras universidades públicas con el rector en funciones de jefe nato. De hecho, el modelo caciquil de la UdeG inspiró el establecimiento de liderazgos supra institucionales en otras casas de estudio.
Desde que con el gobernador Carlos Rivera Aceves se le otorgó la autonomía a la Universidad de Guadalajara, con la nueva Ley Orgánica publicada en 1994 el titular del Ejecutivo dejó de nombrar al rector de entre la terna de candidatos que le presentaba el Consejo General. Así llegó Raúl Padilla, a quien designó rector el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, luego defenestrado por las explosiones del 22 de abril de 1992. Pero con la reforma del gobernador sustituto Rivera Aceves, el Consejo General Universitario designa desde entonces al rector.
Raúl Padilla se apropió de la institución al tener el control absoluto del gremio de profesores, de la representación de los trabajadores y de la organización estudiantil. Por la vía más eficaz, el manejo de la nómina, ejerció un poder absoluto. Y lo mantuvo intacto porque supo jugar sus cartas políticas.
Herederos discursivos de aquella organización de estudiantes socialistas, varios cuadros de la UdeG fueron no obstante diputados federales y locales del PRI. Sin embargo, en 1985 Trino Padilla fue candidato a diputado del PSUM. Y, a partir de 1999, Raúl Padilla se hizo de la franquicia del PRD en Jalisco.
Con ideología socialdemócrata y algunos elementos del progresismo y el liberalismo, en 2018 se renombra Hagamos Jalisco a la organización Exigencia Ciudadana creada en 2011. Ese año fueron aliados de MC, pero en 2021 jugaron como partido estatal: Tonatiuh Bravo contendió por la alcaldía de Guadalajara y alcanzó a entrar al cabildo; ganaron cinco ayuntamientos (Chiquilistlán, Cuautla, El Arenal, Guachinango y Mazamitla) y dos diputaciones plurinominales en el Congreso local; al superar el 3% de la votación general, Hagamos (que evoca al Podemos español) consiguió mantener su registro.
¿AHORA CON MORENA?
Tras su muerte, dice Mellado, el Consejo General queda dividido entre las corrientes que forman, por un lado, los once expresidentes de la FEU pastoreados por Alfredo Peña Ramos, rector del Centro Universitario de Tonalá que fuera incondicional de Raúl; por otro, los consejeros que reconocen el liderazgo de Trino Padilla (ex dirigente de la FEU y rector entre 2001 y 2007); y, como tercera columna, los consejeros controlados por Tonatiuh Bravo, actual regidor en Guadalajara (líder estudiantil y rector entre 2013 y 2019).
La FEU, por cierto, es hoy encabezada por una mujer, Zoé Elizabeth García Romero. Ella organizó en el auditorio ‘Salvador Allende’ el foro Mujeres Gobernando, donde participaron la gobernadora morenista de Colima, Indira Vizcaíno; la alcaldesa de MC en Tepic, Geraldine Ponce; y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Aludiendo a que: “Mi padre estudió en la UdeG”. Y no obstante ser egresada e investigadora en la UNAM, “por muchos años docente en la Facultad de Ingeniería y de Ciencias”, la aspirante a la candidatura presidencial de Morena recalcó: “de alguna manera soy hija de la Universidad de Guadalajara también”.
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