Horacio Archundia
EL RESCATE DE IPECOL. Hace poco más de tres años que al entonces gobernador Ignacio Peralta le estalló la crisis del Instituto de Pensiones del Estado, dependencia que había sido saqueada en los sexenios que le antecedieron y que no pudo sacar a flote. Durante al menos diez años, a partir del año 2004, el Ipecol fue caja «chica» de algunos funcionarios y políticos que por cierto gozan de absoluta impunidad por haber caducado el tiempo en que debieron sancionarlos. Del Ipecol salieron ricos muchos, millonarios, de hecho, y nadie los persiguió ni los castigó.
Ignacio Peralta recibió en ruinas la dependencia y así la dejó. Ni tenía solvencia ni manera de obtener los recursos para sanear las finanzas de esa y de muchas otras dependencias en las que encontró los cajones vacíos. Para variar, Peralta resultó una decepción política, porque no pudo demostrar la cercanía que se le atribuía con el presidente Peña Nieto, relación que vendió muy bien en la campaña para decir que con él «le iría muy bien a Colima», cosa que no sucedió en el primer trienio de su período y menos vimos en el segundo, cuando ya era presidente López Obrador, que se negó a proporcionarles recursos extraordinarios porque estaba muy bien informado del latrocinio cometido en numerosas áreas de la administración.
En el 2021, con el cambio de gobierno, una de las preocupaciones torales de la gobernadora Indira Vizcaíno, fue precisamente el Ipecol, que al igual que el Instituto de Suelo, Urbanización y Vivienda, se hallaban en bancarrota.
La gobernadora recurrió a un profesionista serio, experimentado y prudente, Hugo Vázquez Montes, para resolver el entuerto del Ipecol.
Recuperar la cartera vencida del Instituto luego de la pandemia que laceró la economía general, y ver de dónde sacar para empujar la financieramente agotada oficina de Pensiones fue un reto descomunal que se echó a la espalda el ingeniero Vázquez Montes.
La situación no era nada halagadora, el panorama desastroso habría hecho correr al más templado, pero Hugo Vázquez decidió enfrentar la adversidad y reestructurar por completo el manejo del Ipecol.
Ha pasado año y medio de su designación y en estos momentos, y desde hace casi un año, el Instituto ha enderezado notablemente sus condiciones de viabilidad financiera. De manera que ha vuelto a autorizar préstamos y está en proceso el mecanismo para emprender el sistema de pensiones y jubilaciones, suspendido desde principios del sexenio pasado.
Hay mejoría notoria en el Ipecol, y ese es un acierto que debe reconocérsele a la gobernadora, cuya política de austeridad y ahorro ha permitido destinar recursos al salvamento de áreas de vital importancia en el gobierno.
De esa forma, el Insuvi y el Ipecol, ya caminan con seguridad y a buena marcha. Y aun hay más.
DIANA ZEPEDA, como alcaldesa de Armería, está enfrentando una lucha desigual y por problemas que heredó de sus antecesores: El adeudo millonario que tiene el ayuntamiento con la Comisión Federal de Electricidad, que amenaza con la suspensión de energía eléctrica a los pozos de la Comisión de Agua, lo que equivale a un gran problema de salud pública. La presidente municipal tiene sobre sí un reto mayúsculo: Conseguir para pagar más de once millones de pesos, desde un presupuesto raquítico, o enfrentar las protestas y el descontento general de sus gobernados, si los dejan sin agua. Vale decirlo: Del éxito de sus gestiones, depende su reelección y, de hecho, su permanencia en la política.
POR HOY, BUEN DÍA.
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