QUOD SCRIPSI, SCRIPSI

HORACIO ARCHUNDIA

EL TURISMO, A LA DERIVA. A veinticuatro días de que termine la pesadilla que representó para los colimenses la fallida administración del gobernador José Ignacio Peralta Sánchez, hay áreas cuyo descuido es imperdonable. El turístico, por ejemplo, en manos primero de un mentiroso engañabobos como César Castañeda Vázquez del Mercado, que anunció ambiciosos proyectos que solo existieron en su imaginación y en los boletines del corrupto bajo sospecha coordinador de comunicación social estatal; luego al cargo de un delincuente, Efraín Angulo, que sigue gozando de impunidad mientras los restos de su víctima mortal reclaman justicia, y finalmente en los de una dama de buenas intenciones pero sin experiencia ni habilidades para el cargo: Mara Iñiguez, perdida en el maremagnum de los «asesores» melífluos y lambiscones que no le permitieron promover el destino ni aportar nada al sector, porque andaban más ocupados en hacer turismo ellos dentro del Estado que buscando turistas e inversionistas para que vinieran a gastar. El caso es que los restauranteros, los hoteleros, el desganado Pueblo Mágico de Comala, los tour operadores y los descuidados «destinos» y espacios de corte turístico en la entidad, sufrieron el abandono y la más espantosa inanición porque el gobernador, maestro de la mentira y de la estafa, no destinó recursos para fomentar el turismo.

 
La pobre titular del ramo turístico anduvo pidiendo ayuda y respaldo, sin éxito, para atraer turistas y empresarios. Frente a ese panorama desolador, y cuando está por finalizar el Sexenio del Desencanto, este 12 de octubre arranca en Colima la Temporada de Cruceros, sin dinero, sin personal en la Secretaría de Turismo, sin nada para hacer frente más que el ánimo sorprendente de la Delegada Regional, Maireni Ortega, quien a pesar de la adversidad está demostrando un gran temple para sacar adelante los retos de atender a los cruceristas y de sostener el timón de un de una dependencia en ruinas. Mayreni Ortega fue designada delegada hace pocos meses, en plena debacle del gobierno peraltista, a pesar de lo cual ha desplegado una intensa actividad de promoción del Estado y de la zona costera, difundiendo dentro y fuera de Manzanillo las bondades del destino: Ora recomendando la infraestructura hotelera, ora divulgando las listas de los mejores restaurantes de la ciudad; ya destacando las bellezas rurales del municipio, ya presumiendo las playas y los lugares atractivos e históricos. Sin recursos, sin personal porque le despidieron a la mayoría de colaboradores operativos, pero firme y decidida, sin miedo, Mayreni viene haciendo su papel con bastante atingencia y habilidad. Le entregaron una delegación desolada, derruida, pero no se sentó a llorar la desdicha: Bien pronto hizo migas con los empresarios tuirsteros y ahí va este 12 de octubre a abrir las puertas del Estado a los miles de cruceristas que arribarán en la primera embarcación turística de la temporada. Mientras ella enfrentará prácticamente sola, SIN SUELDO, -porque ya les deben varias quincenas- y con ayuda de voluntarios, la meta de dejar bien en alto el nombre de Colima ante los visitantes extranjeros, el gobernador prepara maletas para huir del Estado. Viene a la mente el célebre Verso 20 del Cantar del Mío Cid: «¡Por Dios, qué buen vasallo, si oviesse buen Señor!».


POR HOY, BUEN DÍA.

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