El Remate

SUERTES DEL CAMPO

El disgusto con los toros del que hablamos en la columna anterior, no es un fenómeno reciente. En 1906, José López Portillo y Rojas, ‘individuo de la Academia Mexicana de Ciencias Sociales’, publicó en la imprenta de Mariano Viamonte Zuleta su trabajo ¡Abajo los toros!, reeditado facsimilarmente por la Secretaría de Cultura federal en 2015.

El abuelo homónimo de quien sería presidente de México entre 1976 y 1982 se queja en ese folleto que, mientras las empresas de ópera se arruinaban, México se estaba convirtiendo poco a poco en “el paraíso de los toreros”.

En sus conclusiones, calificaba la tauromaquia como un:

“…espectáculo atroz é incompatible con el carácter de los modernos tiempos. Resto vergonzoso de la antigua barbarie, es un anacronismo en el siglo XX; y no se explica cómo ese mónstruo sangriento y feo, puede alentar en época como la nuestra, tan poco á propósito para su supervivencia”.

Ya en las primeras páginas había descrito a los toreros, “salva una ú otra excepción”, como “gente poco recomendable por su vida, carácter y costumbres… holgazanes, pues pasan la vida en las cantinas tomando copas, ó por las calles requebrando á las mujeres, ó en sitios peores haciendo escándalos y riñendo”. Y remataba:

“De esa vida de ociosidad y de vicios, pasan á lo que llaman trabajar (unas horas á la semana, si acaso), y que no es más que exponer la vida por precio y martirizar á las bestias por divertir al populacho, sembrando á su derredor, por eso y todo, los ejemplos más perniciosos.”

López Portillo y Rojas denunciaba la intención de “levantar una enorme plaza de toros, la más elegante y colosal de todo el mundo”, en la Ciudad de México. Y sentaba en su alegato las bases de la discusión actual que diferencia, hablando de los festejos en Villa de Álvarez, la parte charra de la taurina:

“En México hay disposición para lo que se llama en lengua vulgar suertes del campo, como capear, lazar, ginetear y derribar toros; pero como complemento de los trabajos agrícolas, y sin alcances de tauromaquia independiente.”

Con base en este razonamiento, el escritor que diez años después sería director de la Academia Mexicana de la Lengua, después de haber servido al usurpador Victoriano Huerta como ministro de Relaciones Exteriores y gobernador de Jalisco, se anticipaba a la narrativa actual que pide una lidia donde los toros no sólo no mueran sino que, de hecho, no sufran.

SENTIMIENTO ANTIHISPÁNICO

López Portillo y Rojas ya registraba como argumento en contra de la fiesta brava el hecho de ser una transculturación española. Habiendo sido hijo de un consejero de Estado y de una dama de la corte de los emperadores Maximiliano y Carlota, el escritor celebraba la herencia cultural europea. Pero sostenía que, estadísticamente, los mexicanos no somos de la misma raza que los peninsulares y, por lo tanto, no tenemos por qué asimilar sus costumbres.

En la actualidad hay quienes sostienen que la verdadera función del toro bravo durante el virreinato fue mantener aterrorizados a los indios que osaban invadir la propiedad de un ganadero español. Son quizá los mismos que cuestionan a la charrería como deporte nacional, ya que era una diversión de los hacendados del porfiriato el trabajo que debían hacer los peones al manejar el ganado.

La tauromaquia llegó a México con los conquistadores. En la época precolombina no había ganadería bovina, ovina ni porcina. Pero ya en los primeros años de la Nueva España se empezaron a realizar corridas en las plazas públicas. La recreación de la caza de toros salvajes corría a cargo de unos caballeros con armadura y lanza. El toreo comenzó a caballo. Establecida la fiesta, durante siglos los picadores fueron las estrellas de la lidia y no los toreros de a pie.

Que sea “una lamentable expresión de resentimiento cultural anti-hispánico” es lo que les reprocha a “Morena y sus satélites” el hoy diputado federal Gabriel Quadri, en un artículo en El Economista del 14 de octubre de 2022: ‘En defensa de la fiesta brava’.

Quadri que se dice ambientalista y experto en sustentabilidad, no duda en salir en defensa de una tradición amenazada, dice él, por otro “intento de imposición ideológica y autoritaria” que atenta “contra las libertades individuales” y “no sólo desborda ignorancia, sino fanatismo e intolerancia, además de ser una aberración jurídica y un desplante descarado de hipocresía”.

Para el hoy panista, las leyes de ecología no protegen al toro de lidia porque se trata “de una especie totalmente doméstica, no silvestre”, si bien “se crían en libertad en ecosistemas naturales de matorral xerófilo o bosques de encinos”.

De hecho, la crianza de toros bravos “se da en binomio con la conservación de la biodiversidad. La desaparición de la fiesta brava no sólo implicaría la deforestación de dehesas y del campo bravo, sino, desde luego, la extinción misma del toro de lidia, una raza majestuosa, de enorme bravura, nobleza y hermosísima estampa”. Y eso: “Sería una tragedia”, concluye Quadri.

MALTRATO Y CRUELDAD

Es curioso que, a nivel internacional, el movimiento antitaurino tenga más fuerza que otras causas contra el maltrato animal que se da inevitablemente al criar ciertas especies por su leche, sus huevos, su piel o su carne.

Una organización no gubernamental como CAS International, fundada en 1990, con sede en los Países Bajos y representantes en Bélgica y el Reino Unido, es la mayor del mundo en términos de miembros y recursos: tiene 15,000 donantes y empleados en varios países, trabajando exclusivamente en el desarrollo de campañas por la abolición de la tauromaquia en el mundo.

La disciplina en la que un humano molesta a un toro para demostrar su destreza para esquivarlo cuando el animal enfurece, incluye no sólo las corridas (“formales” como les dicen en Villa de Álvarez) sino todas aquellas fiestas populares con ganado vacuno: encierros (como los sanfermines) y rodeos o jaripeos.

Los antitaurinos deploran las tradiciones bárbaras, pero muy pocas asociaciones civiles cuestionan la ganadería como industria. De hecho, el documental Cowspiracy: el secreto de la sustentabilidad (2014) denuncia cómo el evidente impacto que la producción industrial de animales de granja tienen en el desperdicio de recursos naturales y en la reducción de la biodiversidad, ha sido ignorado por los más importantes ambientalistas.

Solemos olvidar que la ganadería intensiva contribuye al calentamiento global, no sólo porque se deforestan bosques de coníferas y selvas tropicales para abrir tierras al pastoreo o a cultivos destinados a alimentar animales de engorda, sino porque los procesos digestivos del ganado bovino son una de las mayores fuentes de emisión de gases con efecto invernadero.

Por su parte, el movimiento que llevó a la prohibición de los circos con animales (por el maltrato inherente al entrenamiento de grandes felinos, osos o elefantes) y al cierre de los parques acuáticos con espectáculos de mamíferos marinos, después de esos primeros triunfos legislativos no derivó en la prohibición en general de formas de crueldad contra los animales.

Nadie ha prohibido, por ejemplo, esos establos tan modernos como higiénicos donde se engordan las terneras. Como bien describe el historiador del futuro Yuval Noha Harari en Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad (Debate, 2014), la res pasa los seis meses de su vida colgada de arneses para evitar que sus patas se apoyen en el piso y el animal desarrolle el mínimo tono muscular que le quitaría a la carne la suavidad que demanda el mercado.

EXPRESIÓN CULTURAL

La prohibición de las corridas avanza en el mundo taurino que comprende España, México, Ecuador, Venezuela, Colombia y Perú, además del sur de Francia y Portugal, estos dos, países donde el animal regresa vivo a los corrales para ser finalmente sacrificado. El movimiento antitaurino gana terreno invocando los derechos de los animales en general, que pasaron de una consideración moral hacia otras especies a leyes que los protegen.

La defensa de la fiesta brava como la que realiza la Fundación Toro de Lidia, sostiene por su parte que se trata de una expresión cultural característica de los pueblos mediterráneos (hubo tauromaquia en la antigua Grecia y en la Roma imperial), de uno de los mitos fundacionales de Europa y de un regalo cultural de las naciones grecolatinas a la humanidad.

Pensar en las corridas como un patrimonio cultural que se debe conservar con todos sus ritos, es lo que permitió a los taurófilos catalanes, por ejemplo, revertir las disposiciones legales abolicionistas de 2010. Pero la lucha identitaria con todo lo que Cataluña ha aportado a la Fiesta, no consiguió romper el cerco a la tauromaquia.

Las corridas no han podido regresar a la Monumental de Barcelona porque ningún empresario está dispuesto a desafiar la situación política, social y jurídica. Pese a la magnitud de los intereses económicos que se tienen que proteger (ganaderías, empresas, cuadrillas, matadores y rejoneadores), éstos entran en conflicto con organizaciones animalistas y los aliados políticos que buscan sacar raja electoral de estos temas.

POPULISMO ANTITAURINO

Del trasfondo político habló el periodista taurino Heriberto Murrieta durante su visita a la Villa, invitado a la presentación de la cartelera en La Petatera 2023.

El cronista de toros expresó que algunas agrupaciones antitaurinas son financiadas y están politizadas para intentar acabar con la fiesta brava: “Porque algunos políticos no es que estén convencidos de estar en contra de los toros, sino les conviene estar contra la fiesta brava”.

Los motivos políticos son propios del populismo: ganancia de votos y aceptación popular, dijo tras lamentar la cancelación de la Temporada Grande en la Plaza México.

“Es una idea antidemocrática e inconstitucional, me parece que la Fiesta debe continuar y se debe respetar el derecho de una minoría de seguir asistiendo a la plaza de toros”.

Luego pasó a defender la ingeniería constructiva de La Petatera, levantada con horcones, tablas, petates y mecates: “Creo que la combinación de lo charro con lo taurino es interesante porque habla de un sincretismo y mestizaje extraordinario que de ahí venimos”, cita el corresponsal de OEM al otrora ‘joven Murrieta’.

PROHIBICIÓN EN CASCADA

Como en ciertas regiones de España, Cataluña la más sonada, la prohibición de la corridas de toros avanza en la república mexicana:

En 2014, el Congreso de Guerrero aprobó la Ley de Bienestar Animal que prohíbe las corridas de toros, el uso de animales en los circos, las peleas de perros y hasta el uso de caballos en las calandrias que circulan en la Costera de Acapulco. La reforma no tocó las peleas de gallos en los palenques y se siguió permitiendo la monta de toros en los jaripeos.

Coahuila se convirtió en 2015 en el tercer estado en aprobar una reforma antitaurina, aunque se dijo por aquellos años que se trataba de una venganza del entonces gobernador priista Rubén Moreira contra el empresario Armando Guadiana, quien incursionó en la política como una voz crítica del endeudamiento público.

El hoy senador por Morena es el candidato de ese partido a la gubernatura coahuilense y, de ganar, buscará presumiblemente revocar la medida. De la afición a los toros de Guadiana da cuenta la corrida que organizó en Zacatecas, el 12 de septiembre de 2021, para celebrar la toma de posesión de su amigo David Monreal Ávila.

En enero de 2021, el Poder Legislativo de Sinaloa aprobó reformas a la Ley de Protección a los Animales, Ley Ambiental para el Desarrollo Sustentable y el Código Penal que prohiben, sancionan y tipifican como delito el espectáculo de tauromaquia. El entonces gobernador Quirino Ordaz Coppel se negó a publicar el decreto por el que entrarían en vigor esas reformas, y lo regresó al Congreso. Pero en enero de 2022, ya fuera del poder el priista, por unanimidad el Congreso de Sinaloa donde es abrumadora la presencia de Morena rechazó el veto.

CANCELADA LA TEMPORADA

En mayo de 2022, el Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México ordenó la suspensión provisional de corridas de toros en la Plaza México, en el marco de un juicio de amparo promovido por la asociación civil Justicia Justa que argumenta violaciones a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la Ciudad de México.

De oficio, la Consultoría Jurídica del Gobierno capitalino impugnó el fallo y dejó la continuación del proceso a los privados afectados empresarialmente por la medida.

En diciembre de 2022, la Plaza México informó que, como no se pudo levantar la suspensión impuesta desde mayo por un juez federal que prohíbe los espectáculos taurinos en la alcaldía Benito Juárez, se cancelaba la ‘Temporada Grande 2022-2023’. El periodo de corridas estelares en la Monumental tendría que haber comenzado en noviembre, extendiéndose hasta febrero de este año.

Sin la posibilidad de torear en la México, los matadores de fama mundial han visto limitada la difusión de su arte a lo que suceda en las plazas de los estados donde todavía es legal la tauromaquia, como Aguascalientes, Guanajuato o el vecino Jalisco. Al no poder presumir los matadores un triunfo reciente en la Monumental faltó publicidad y, en la corrida del 14 de febrero, La Petatera estuvo a medio llenar con todo y la actuación del peruano Andrés Roca Rey.

FUE EL PATRONATO

Con relación a lo afirmado en la entrega anterior de esta columna, el vocero del Ayuntamiento de Colima señaló a CarvajalBerber que la decisión de hacer partir desde el jardín de San Francisco las cabalgatas diurnas de entre semana, las tomó el Patronato de las Fiestas de la Villa 2023 y no la administración de Margarita Moreno.

La cabalgata nocturna, la de la gasolina y la de las mujeres el viernes 17 de febrero, lo mismo que las dos sabatinas y las dos dominicales, como es costumbre partieron del Jardín Libertad.

El compromiso de la alcaldesa capitalina con la tradición charro-taurina, comenta el portavoz, se hizo patente con la asistencia de Margarita Moreno al arranque de la cabalgata nocturna y a la inauguración oficial de los festejos, al igual que en el recibimiento que la presidencia municipal de Colima ofreció al pueblo de Villa de Álvarez.


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